Sobre las startups de Guadalajara
Un repaso sobre la historia reciente y algunas de las principales startups en desarrollo
Aunque había nacido en Silicon Valley — y allá seguía su oficina principal — para efectos prácticos Ooyala era una startup tapatía. Dos de sus fundadores, los hermanos Bismark y Belsasar Lepe provenían de una familia mexicana que había inmigrado a EUA, y en 2010 eligieron Guadalajara para desarrollar su equipo técnico.
Ese equipo crecería a cerca de 1,000 empleados (vs 100 en su oficina central). Ooyala tenía una plataforma para permitir a sus clientes transmitir video en internet; su tecnología era utilizada por empresas como ESPN, Univisión y NBC.
En agosto de 2014, Telstra, la mayor empresa de telecomunicaciones de Australia pagó $270 millones de dólares para quedarse con el 98% de Ooyala.
Guadalajara llevaba ya varios años llamando la atención de empresas de tecnología. IBM y HP habían hecho fuertes inversiones en Jalisco, y ahora venían llegando también Intel, Oracle y Tata. Esta última estaba incluso “importando” programadores desde India — personas con un muy alto nivel de preparación. Era notorio como comenzaba a existir una comunidad de ingenieros y desarrolladores en la zona.
Lo de Ooyala resultó ser un parteaguas. No solamente se convirtió en un ejemplo muy palpable de cómo podían crearse empresas de tecnología, capaces de lograr valuaciones gigantescas, sino que sirvió también como centro de entrenamiento para una siguiente generación de emprendedores: personas que aprendieron trabajando en Ooyala, se lanzarían ahora a construir sus propias startups.
El caso más notorio es Kueski. Adalberto Flores había sido el director de operaciones de Ooyala, pero se salió en 2012 para crear la fintech. Bismark lo apoyó, convirtiéndose en uno de sus primeros inversionistas. En la actualidad Kueski presume haber otorgado más de 5 millones de créditos — comenzó con pequeños créditos, digitales (para personas físicas, principalmente no bancarizadas) y recientemente incorporó también una solución de buy-now pay-later, que es utilizada por empresas como Walmart y Viva Aerobús, entre otras. Proyectan llegar a finales de 2022 con unas 900 personas en el equipo y cerca de $100 millones de dólares de ingresos.
Yotepresto comenzó un poco después, en verano de 2015, con el objetivo de crear una mejor alternativa tanto para quienes buscaban un mejor rendimiento en sus ahorros, como también para quienes necesitaban crédito con mejores condiciones. Luis Rubén Chávez había sido CFO en una microfinanciera ‘tradicional’, y ahora quería construir una opción completamente digital. Hoy dicen ser la plataforma de crowdfunding más grande en México — el crédito promedio es de unos $100 mil pesos, a un plazo de 30 meses, sin garantías y completamente digital. El 70% de sus clientes usa los recursos para cambiar una “deuda tóxica”, muchas veces en tarjetas de crédito, por una deuda de menor costo. A la fecha, dice Luis Rubén, han pagado a quienes fondean los créditos casi $250 millones de pesos de intereses.
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Kueski y Yotepresto son hoy dos de las fintech más grandes en México. 100 Ladrillos, otra plataforma de crowdfunding tapatía, pero especializada en bienes raíces, también creció desde aquellos años.
Ahora viene una nueva generación de startups — varias de las cuales crecen ya de forma exponencial — que creemos vale la pena destacar. Algunos ejemplos:
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