¿Por qué es tan poco atractiva la Bolsa en México?
La mayoría de las empresas mejora y mejora...pero esto no se refleja en el precio de sus acciones. ¿Qué pasa?
Muchas de las empresas públicas en México, si no es que la mayoría, regresaron ya a los niveles que tenían antes de la pandemia. Las ventas continúan mejorando, regresaron las utilidades, los niveles de deuda son relativamente sanos.
Sin embargo, el precio de sus acciones simplemente no logra remontar.
En los últimos cinco años, las ventas de Arca Continental crecieron más de 95% — pasó de vender $93 mil millones de pesos en 2016, a más de $183 mil millones el año pasado. Pero en el mismo lapso, sus acciones pasaron de $136, a $129 pesos — bajaron 4.7%. Los ingresos de Liverpool y de Bachoco crecieron más de 50%; sus acciones bajaron 29% y 21%, respectivamente. FEMSA creció sus utilidades más de 38%, mientras que sus acciones perdieron casi el 6% de su valor en ese período.
¿Por qué?
“Las empresas hoy son más productivas, venden más, tienen mejores márgenes y están más sanas”, explica Miguel Mayorga, head of research de GBM.
En todo caso, añade, en el período sí han bajando de forma importante las inversiones en CAPEX: de representar cerca del 11% de las ventas de las empresas en 2016, disminuyeron a menos del 6% en 2021.
“Al no estar invirtiendo el dinero, se puede ir a bajar la deuda, a recompras de acciones o a dividendos, y en este caso se ha ido a las tres, principalmente para bajar la deuda. En su mayoría están con un nivel de deuda muy cómodo, y también has visto una actividad fuerte en recompra, han aprovechado la oportunidad de valuaciones y salvo 2020, los dividendos han estado presentes”.
Los últimos cinco años han sido de mucha incertidumbre para el país — y sobre todo para el sector empresarial. En 2016, el triunfo de Trump en EUA desató inmediatamente una serie de cuestionamientos acerca del TLC; vinieron meses de parálisis. Luego llega AMLO a la presidencia y además de repetir y repetir un agresivo discurso en contra de la iniciativa privada, toma una serie de decisiones que erosionan la credibilidad en el estado de derecho. Después aparece el COVID, y todo se paraliza nuevamente — en un grado incluso mayor — y desencadena posteriormente los retos de cadenas logísticas y dispara la inflación. Finalmente comienza a vislumbrarse la reactivación post pandemia…y Rusia decide invadir Ucrania.
Incertidumbre es la constante — dentro y fuera de México.
Aún así, esto no ha sido impedimento para que los inversionistas apuesten por nuestro país. Un ejemplo significativo es la constante llegada de nuevos fabricantes que quieren instalarse o crecer su capacidad de producción en México. Empresas como Ternium, Hisense, Bosch, Bayer y Mars, entre muchas otras, recientemente han dado a conocer inversiones multimillonarias — miles de millones de dólares que van destinados al desarrollo de plantas y líneas de producción. El mismo Constellation Brands, cuyo proyecto de planta en Mexicali fue cancelado por AMLO, ya anunció que invertirá más de $5 mil millones de dólares en una nueva fábrica en Veracruz.
El otro gran caso es el del ecosistema emprendedor: tras años de crecer lentamente, entre 2020 y 2021 se dispararon las rondas de inversión lideradas por fondos extranjeros: los principales fondos de venture capital a nivel global inyectaron miles de millones de dólares a startups mexicanas. Aparecieron los primeros ‘unicornios’ mexicanos, y el mundo volteó a ver al ecosistema en nuestro país como uno de los más atractivos.
La situación política no ha sido un impedimento trascendental para estos dos tipos de inversiones.
Pero para las empresas mexicanas que cotizan en bolsa, la historia es otra.
CEMEX bajó su deuda casi 35% en cinco años. Sus acciones valen 35% menos.
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