Antes de contestar una pregunta, ella levanta chistosamente la comisura de los labios con una mueca de risa muy propia, porque sabe que soltará una respuesta distinta, pensada, sin clichés y sobre todo inteligente.
Tiene paciencia y cadencia pedagógica para explicar temas complejos y una capacidad para ver los bosques sin entretenerse solo en las hojas.
Mónica Aspe hoy lidera la segunda empresa de telefonía de México y enfila sus naves rumbo al décimo aniversario de AT&T México (agosto 2025) con números negros en sus resultados financieros, un crecimiento envidiable en la cartera de clientes, jugando tanto en el mercado mayorista como minorista y sentada —no cómoda, sino segura— en una segunda posición dentro de un mercado que nunca dejó de tener un gran jugador preponderante en las últimas tres décadas (América Móvil).
Tiene 47 años y es una mujer ambiciosa y sumamente enfocada en resultados. Algunos dirían que incluso un poco ruda. No se llega con menos adjetivos a ser la primera mujer en liderar un operador de telecomunicaciones en todo el continente americano.
Hoy la filial mexicana de la telefónica que fundara ni más ni menos que Graham Bell, dejó de ser el patito feo de la corporación, dejó de perder desde que llegaron al país en 2015 tras comprar en una sola operación a 3 compañías locales: Iusacell y Unefon (a Grupo Salinas) y Nextel. Con $3,000 millones de dólares se hicieron de 11 millones de clientes en el país. Hoy ya suman nueve años y más de $10,000 millones de dólares invertidos en el mercado.
El sector de las telecomunicaciones en nuestro país, antes y después de la Reforma de 2013, siempre ha sido difícil, híper concentrado (al nivel de Haití o Qatar), con costos de espectro de los más altos del mundo (el ADN de las comunicaciones móviles) y con un ente regulador, el Instituto Federal de Telecomunicaciones con pocos dientes y ‘muchas áreas de oportunidad’, hablando en términos de recursos humanos.
Pero, con todos estos factores en contra, hace exactamente un año, en Dallas, el nombre de Mónica Aspe sonó en los headquarters de la multinacional: su CEO mexicana demostraba que siempre puede haber maneras de crecer en un mercado al que muchos antes renunciaron. En abril de 2024 ‘le dió la vuelta’, revirtió las pérdidas de la operación y presentó uno de los mejores trimestres en nuestro país con un crecimiento de 20% y 27.7% en la venta de equipos. Y hasta le ganó en clientes de pospago al líder, Telcel.
Cruzando la línea del rojo al negro en sus estados financieros, “empezamos a ver mes a mes el cambio. No hay un momento exacto, es un proceso de crecimiento porque quienes operamos en empresas públicas construimos los resultados semana a semana, mes a mes y vas midiendo todas las variables y las ves moverse hacia arriba. Es la suma de trabajo constante y acciones permanentes en dirección a un objetivo. Nunca puedo decir misión cumplida, porque ahora me toca llevar a la empresa a otro lugar pero si hice un alto en el camino para celebrarlo”.
Como lo dejó claro en su informe financiero de 2024, Aspe dijo que pese al contexto de incertidumbre legislativa y regulatoria en su sector, su empresa presentó los resultados más sólidos en su historia en México: 23.6 millones de clientes (el tamaño de todo el mercado móvil de Chile, por ejemplo) y un crecimiento en ingresos y rentabilidad año contra año.




¿Cómo se logra nadar contra la corriente, como un salmón, en un río tan ‘Telcel’?
Con ajustes de costos, creatividad, mejora en servicios para retención de clientes y con escala. Esta última es una de las palabras claves dentro del diccionario Aspe.
Hoy por hoy, todos los operadores de telecomunicaciones están en crisis a nivel global y en cierta manera tiene que ver con ser el centro de un ecosistema digital que está cambiando y donde todos los negocios que dependen de ellos cada vez requieren más servicio, sin cambiar los costos que apoyarían una mejora en la infraestructura. A saber: 1) los fabricante de equipos de red, como Huawei, Nokia o Ericsson que venden sus productos de conectividad a los operadores van a una velocidad superior al negocio (hoy 5G, mañana 6G y así); 2) los fabricantes de dispositivos (smartphones por ejemplo) de Samsung o Apple que requieren financiamiento de esos equipos para que los vendan a los clientes en paquetes con servicios telefónicos incorporados y 3) los generadores de contenido que cada vez requieren más y más conectividad para sus streamings (Netflix, Prime), o los más sociales (YouTube, Tik-Tok, Instagram) o para comunicación masiva como Whastapp.
Estos tres frentes de negocios invierten poco en relación a lo que demandan de la infraestructura de las empresas de telecomunicaciones. “Por eso somos los jugadores con los resultados financieros más ajustados de todo el ecosistema”.
AT&T México entendió que para romper esta inercia necesitaba escala, es decir, operar dentro del mercado mayorista. Había que conseguir contratos que trajeran mucho tráfico y esperar un crecimiento cliente por cliente. “El sector está muy concentrado, y nosotros como segundo operador necesitábamos crecer y trajimos el tráfico de Telefónica a nuestra red (desde 2022) más el tráfico de un conjunto de operadores móviles virtuales (particularmente cableros)”, explica Aspe. A grandes costos fijos, si se suman más clientes ya como un operador mayorista, el costo financiero baja. “Todavía tenemos una brecha por mejorar ya que nuestro Ebitda está en 16% y el estándar global llega a 30%”.
No todo es miel sobre hojuelas, porque hay otros factores a los que atender en el corto plazo. El primero es la incertidumbre, esa kriptonita de los inversionistas. Sin reglas claras y marcos regulatorios cumplibles, no fluye el dinero para crecer en un sector que sí o sí requiere de inversiones de calado profundo.
Vivimos en una etapa de múltiples factores de inestabilidad, tanto internos como externos: la fragilidad macroeconómica, la presión de los aranceles de la era Trump, la reforma judicial en nuestro país y hasta el cambio regulatorio. “Estamos a la espera de las leyes secundarias (para el futuro IFT) que es fundamental que cumplan tanto con la Constitución como con los tratados internacionales, sobre todo el T-MEC”, agrega la ejecutiva. Lejos de lo que hubiera pensado, ella mantiene una actitud positiva ante la crisis del tratado de libre comercio: “la relación, la integración comercial de las tres economías es de tal magnitud que más allá de las políticas coyunturales, la dinámica regional no la lideran los gobiernos sino la realidad económica”
Dentro de todas las facetas que definen a Mónica Aspe, creo que una de las más atraen a su entorno y a sus equipos en cada uno de los distintos espacios donde ha trabajado es su curiosidad inagotable, “todo me gusta, todo me apasiona, todo me interesa”. Empezó estudiando filosofía, luego letras hispánicas, hizo fotografía para terminar siendo politóloga (aunque muchos le digan economista o ingeniera).
Ese motor de interés la llevó a ser emprendedora, luego funcionaria pública y manejar grandes proyectos de incidencia nacional, hasta mudarse a París para trabajar ante la OCDE y en la Agencia Internacional de Energía, para regresar a una de las empresas globales de telecomunicaciones más aferradas a crecer en el árido y monopólico mercado de la telefonía en México.
El actual slogan de su empresa “más que números, personas” es casi su carta astral si uno la ve en perspectiva. “Siempre he tenido un interés por lo social, tanto desde la política como desde los negocios porque nos debe importar a todos el país donde vivimos, nos ayuda a entender los conceptos sociales, políticos y económicos”, me dice enfundada en unos de sus impecables trajes sastre de color divertido que pasea por su oficina al tope de la Torre Diana desde donde ve la enorme CDMX. Hoy también es su territorio.
Los consejos de MA
Indoor:
¿Algún aprendizaje que nos quieras compartir?
“La OCDE para mi fue una gran escuela de política pública, durante los dos años que estuve en Paris. Históricamente se la ha tachado como el club de neoliberal, el de los países ricos y la verdad es que el trabajo que hace está sumamente enfocado a inclusión, movilidad social y oportunidades. Aprendí que siempre puedes compararte con otros: checar que están haciendo los demás para ver si lo estamos haciendo bien, aprender de exitos y errores previos con datos y mediciones”
¿Qué frase te define?
“Haz cosas que valgan la pena”
Outdoor:
¿Qué hace una ceo en su tiempo libre?
“Como ahora no tengo tanto tiempo, mi familia es mi principal hobby. Es donde me gusta invertir mi tiempo. Me encanta estar con mi hija (que es super musical) y escucharla cantar y bailar por la casa”
¿Si te preguntara tu hija qué es lo que más orgullo te da en tu vida hoy?
“Ser su mamá”
“La maternidad abrió otra dimensión en mi vida. Aprendí que los hijos nos construyen”.
Notas de Whitepaper
Mónica Aspe fue una de las arquitectas para diseñar, sacar a licitación y poner en marcha en 2016 la Red Compartida, hoy Altán (rescatada en dos oportunidades por el gobierno federal).
Impulsó el Programa México Conectado, que dió internet de banda ancha a 18 millones de mexicanos a través de 65 mil sitios públicos conectados.
Fue directora general de la Cámara Nacional de la Industria de Radio y Televisión, desde donde impulsó la migración de estaciones de AM a FM. Años más tarde le tocó liderar el apagón analógico de la la televisión (2015).
Fue emprendedora: durante dos años, recién llegada de su maestría en Nueva York tuvo una consultora en asuntos públicos llamada Coordenadas. Llegó a tener 25 empleados y realizó durante dos años estudios de factibilidad sobre infraestructura.
Wow! Mónica sin duda está en mi lista de mujeres que están haciendo cosas grandiosas por México, muy buena reseña.
Me encantó el artículo!! Qué buen perfil de la gran Barbara para la gran Mónica.