Los primeros tres meses los pasó directamente en una sucursal. Fue vendedora, atendió la caja, estuvo en el almacén. También acompañó a los equipos de cobranza.
Gloria Canales dejó su trabajo como chief marketing officer de Amazon México para unirse al equipo de Grupo Coppel. Con un MBA de Harvard, y más de 10 años de experiencia en comercio electrónico, había sido reclutada para liderar la estrategia digital y de e-commerce de la empresa de Culiacán.
“Descubrí que soy buena cajera”, dice entre risas.
Lo que descubrió también fue una empresa obsesionada con su evolución.
“Coppel está viviendo uno de los procesos de transformación digital más grandes y más interesantes de México”, dice.
Este año, Coppel probablemente superará los $250 mil millones de pesos de ingresos totales. Después de Walmex, debiera ser el retailer más grande en México — y en todo caso, también la cadena comercial más grande en manos de una familia mexicana. Es también la empresa privada más grande de México.
¿Cómo llegó aquí?
Cuando Enrique Coppel Luken tomó las riendas de la empresa que hoy conocemos como Grupo Coppel, en 1985, tenían 15 sucursales en diferentes lugares de Culiacán. Su papá y su abuelo habían fundado el negocio unos 40 años antes, y por décadas fueron perfeccionando un modelo que combinaba una amplia variedad de productos, con la posibilidad de adquirirlos a crédito.
El nuevo director quería crecer la empresa. En los primeros cinco años duplicó el número de tiendas, y entonces aceleró. Veinte años después, Coppel se había convertido en una cadena con 500 puntos de venta, distribuidos por todo el país. Enrique deja la dirección en 2007 para concentrarse en la expansión internacional — inicialmente crecerían a Brasil y a Argentina — así como para arrancar su nueva división: un banco. Lo reemplaza su hermano Agustín en la dirección general.
Para 2010 era ya una de las cadenas más grandes en México, aunque era todavía superada por Liverpool. Por su parte, Elektra tenía más tiendas y Famsa se le acercaba en número de sucursales. Ese año habrían registrado 17 millones de clientes, de los cuales unos 7 millones usaron crédito para sus compras. El ticket promedio en la división muebles fue de $648 pesos y en la división ropa fue de $386; las ventas totales alcanzaron los $50 mil millones de pesos.
En 2012, Bloomberg estimó que Coppel se había convertido en la cadena retail con mejores márgenes en toda América Latina. Considerando los múltiplos y valuaciones de Liverpool y Elektra, en aquel momento sus expertos calcularon que el valor de la empresa de Culiacán debiera ser cercano a los $14 mil 400 millones de dólares.
Hoy, Coppel ha multiplicado su tamaño unas cinco veces. Tiene cerca de 1,700 tiendas y en 2022, como grupo empresarial, debiera superar los $250 mil millones de pesos de ingresos totales.
¿Qué venden? Cerca de una cuarta parte del negocio estaría relacionado con la venta de teléfonos, y más de un 15% adicional son electrónicos — ambas categorías habrían crecido de forma importante durante la pandemia. Históricamente, electrodomésticos y muebles han sido muy relevantes, y más recientemente, la venta de motos se ha convertido en una de sus principales divisiones. Juguetes, artículos de cuidado personal, llantas, todos son importantes.
Coppel destaca también por la ropa y los zapatos. De acuerdo con personas en la industria, en nuestro país son los principales distribuidores de marcas como Nike o Levis.
Esto es importante porque la ropa suele tener mejores márgenes — y más cuando se trata de marcas propias. El precio de un teléfono o una televisión es fácil de comparar entre tiendas, y lo mismo cuando se trata de una pasta de dientes Colgate o un shampoo Caprice. Pero en la ropa, ese margen es más fácil de “esconder”.
En visitas a tiendas de Coppel, llama la atención la presencia de numerosas familias. La experiencia en las tiendas es muy similar a la de otras departamentales, en donde la ropa y los zapatos son los principales protagonistas. Para efectos de comparación, visitamos también sucursales de Elektra. La experiencia es muy distinta: en este caso se trata más bien de un formato práctico y transaccional, con más personas en lo individual haciendo un ‘trámite’. En Coppel la sensación que percibimos de los clientes fue más bien la de un paseo, de exploración. Sus clientes andaban de shopping.
BanCoppel es uno de los pilares del modelo de negocio — como lo es también Banco Azteca, en la caso de Elektra. Ambas cadenas dependen por completo del crédito como un habilitador de las ventas, y en ambas es evidente desde que los clientes ponen un pie dentro de las respectivas tiendas. No solamente es el que todos los precios están presentados en plazos semanales o quincenales, sino también que a los clientes los abordan inmediatamente para ofrecerles crédito…