El verdadero problema con CoDi

El término CoDi se convirtió en una palabra clave dentro del ámbito bancario desde hace unos 18 meses. Que si porque las autoridades lo estaban empujando, que si porque ejemplos como WeChat en China demostraban que el futuro era por medio de este tipo de soluciones, que si porque todo mundo usa su teléfono para todo…las razones de porqué invertir en algo así parecían ser muchas.
De acuerdo con información de la página del Banco de México, CoDi es “una plataforma desarrollada por Banco de México para facilitar las transacciones de pago y cobro a través de transferencias electrónicas, de forma rápida, segura y eficiente, a través de teléfonos móviles”. CoDi, añaden, funciona las 24 horas y los 7 días del año, y no tiene ningún costo para sus usuarios.
Para usar CoDi necesitas una cuenta de banco y una ‘app’ que incluya esta funcionalidad: cuando necesitas pagar o cobrar algo, la aplicación genera un código ‘QR’, que la otra persona usa para transferirte el dinero. Este video del BdM lo explica mucho mejor.
Oficialmente, CoDi comenzó a funcionar en septiembre del año pasado. Para la mayoría de los bancos se convirtió en un proyecto prioritario: invirtieron cientos, sino es que miles, de horas de programación para tener sus plataformas listas. Dejaron de lado sus propios proyectos para darle prioridad. Les costó mucho tiempo y mucho dinero — las horas de programación son caras.
Con un gran empuje de relaciones públicas, entre septiembre y octubre todos los periódicos importantes del país dedicaron cientos de artículos para anunciar la puesta en operaciones de la plataforma.
Hace unos días el tema regresó a los periódicos. Ahora la línea oficial es para presumir que se superó el objetivo de usuarios enrolados en la plataforma: algo así como 2 millones de cuentas listas. Sin embargo, comienzan a mencionar que su uso no es tan frecuente. O sea, las cuentas están ‘enroladas’, pero la gente no lo usa: en estos cinco meses se han registrado alrededor de 250 mil operaciones en total.
El número por sí solo dice poco. Pero cuando se compara con el número de transacciones con tarjeta de crédito que se realizaron en México en el cuarto trimestre del año pasado — 1,234 millones de transacciones, de acuerdo con información de la Asociación de Bancos de México — se entiende un poco mejor la poca aceptación de la plataforma.
Lo que es peor: una revisión al registro que tiene el Banco de México sobre la transaccionalidad diaria que sucede por medio de CoDi demuestra que aunque el número de personas enroladas aumenta de manera dramática, la tendencia no se refleja en su uso: a mediados de noviembre del año pasado había 1.1 millones de usuarios enrolados, haciendo un promedio de 1,400 transacciones diarias — algo así como .001 transacciones por “cliente”. Para finales de febrero, el total de personas dadas de alta en la plataforma aumentó a 2.4 millones, pero la transaccionalidad diaria apenas creció a 1,900 operaciones diarias, en promedio, o el equivalente de .0009 transacciones por persona.
Hace unos días el presidente de la Asociación de Bancos de México, Luis Niño de Rivera, reconoció en conferencia de prensa que los resultados de CoDi son “insuficientes”.
“Queremos que esta cantidad crezca y para ello la campaña ahora de la banca es llevar más aceptación el CoDi a los comercios, porque ya con 2 millones de personas con el CoDi en su teléfono inteligente es importante que a donde quiera que vayan encuentren que está ya el QR en el comercio y se acepte como medio de pago”, señaló.
En China, la solución de pagos de WeChat es utilizada por cerca del 84% de los consumidores — por encima incluso del efectivo, usado apenas por el 64%. Pero en los Estados Unidos la situación es diferente. En el vecino del Norte, plataformas como Apple Pay son utilizadas por algo así como 9% de los consumidores — y Venmo, Zelle, Square, Google Pay y otros similares, por un porcentaje aún menor.
El verdadero problema tiene que ver con el comportamiento humano. Cómo estamos acostumbrados a transaccionar - y sobre todo, ¿porqué habríamos de querer cambiar la forma en que lo hacemos? Sí se puede cambiar: un buen ejemplo es el caso de los pases de abordar digitales — cada vez es más frecuente ver pasajeros que muestran su teléfono para subirse al avión, en lugar de entregar un boleto físico.
¿Qué tendrían que hacer los bancos para cambiar la manera de comportarse de los mexicanos, a la hora de pagar? ¿Cómo afecta el tema fiscal? ¿Cómo se puede romper una inercia? Apple, con toda la fuerza de su marca, su integración perfecta con los dispositivos y su acceso a los mejores equipos de marketing no ha logrado el éxito que buscaba. ¿Qué pasará en México?