Jesús González Porte estaba en su oficina, en una llamada, cuando comenzó a sonar la alarma. Bajó a la fábrica de colchones y se topó con que todo estaba en llamas. Era el 2 de agosto de 2016.
“Ya arrancando en la espuma, el incendio es imposible de detener, no lo puedes detener. Lo único que podíamos hacer era tratar de controlarlo con las cuadrillas, …
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